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Cenote San Ignacio "Una joya escondida en Yucatán"
El parque ecoturístico mas cercano a Mérida.
El encanto oculto bajo tierra
En la carretera rumbo a Campeche, a tan solo 30 minutos de Mérida, el ritmo cambia. Los árboles se tornan más densos, el sol parece más sabio y el aire invita a la pausa. En Chocholá, un pequeño poblado que aún conserva la calma de otros tiempos, se esconde uno de los secretos mejor guardados del estado: el cenote San Ignacio.
Una vez dentro del complejo, la sensación es inmediata: aquí todo invita a bajar la voz, a mirar con otros ojos. Desde la entrada, la vegetación susurra historias de siglos. dirigirse hacia el cenote es un ritual lento, como si la tierra misma supiera que algo sagrado está por suceder. Y cuando al fin se desciende por la escalera de piedra hacia la gruta, el silencio se convierte en eco, y la oscuridad se abre paso para revelar un espejo de agua azul profundo, iluminado con toda la intención de poder admirarlo desde cada rincón.
Cenote San Ignacio es una entrada a otra dimensión.
A través del tiempo: las historias que guarda el agua
Mucho antes de que se convirtiera en una experiencia turística sustentable, este cenote fue conocido por los habitantes originarios como Tuunich Ha (agua de piedra), un sitio sagrado en el imaginario maya. Aquí se realizaban ofrendas, rituales de purificación y ceremonias, pues los mayas consideraban que los cenotes eran portales al inframundo —el Xibalbá—, y también fuentes de vida.
Con el paso del tiempo y la llegada de las haciendas henequeneras, la zona fue transformándose. Pero el cenote resistió, protegido bajo una cúpula de piedra caliza que lo mantuvo a salvo de la explotación. Fue en la primera década de los 2000 cuando la familia propietaria decidió rehabilitarlo de manera consciente, con respeto por la naturaleza y un enfoque ecoturístico que diera valor a su historia sin alterarla.
Lo que hace único a San Ignacio es que se trata de un cenote cerrado —es decir, completamente subterráneo—, con acceso a través de una escalera de piedra que desciende como si fuera un portal hacia otro universo. La temperatura del agua es constante (24 °C), y su transparencia permite ver hasta el fondo, donde los rayos solares que se filtran por una pequeña abertura a un costado crean un espectáculo casi etéreo.

No hay peces, lo que permite nadar en una serenidad total. Las estalactitas y estalagmitas rodean el espacio como esculturas naturales, y durante las noches, una experiencia opcional de esnórquel nocturno ofrece otra cara del cenote: luces tenues, el eco del agua y la sensación de estar dentro de un sueño.
Aquí el tiempo se detiene. Es un lugar para cerrar los ojos y simplemente flotar, como si el cuerpo y la tierra se fundieran por un instante.
El hotel: hospitalidad con raíz
Cerca del cenote se extiende el Hotel Boutique Cenote San Ignacio, una propuesta acogedora construida a partir de antiguas casitas mayas. Nada aquí se siente forzado ni artificial. Las habitaciones tienen techos altos, detalles de palma, madera, hamacas y terrazas que miran hacia jardines, senderos y árboles nativos.
Hay opciones para todos los viajeros: desde habitaciones Comfort y Deluxe hasta suites con nombres que evocan la jerarquía de las antiguas haciendas: Casa del Patrón, del Capataz, del Mayordomo. Todas cuentan con aire acondicionado, minibar, amenidades orgánicas, Wi-Fi, Smart TV y baños privados decorados con piedra local.
El Hotel del Cenote San Ignacio no es un alojamiento más. Es un nido natural donde el cuerpo descansa y el alma se estira. Te vas con una sonrisa y la sensación de que el verdadero lujo no siempre está en lo ostentoso, sino en lo simple, cuando está bien hecho.

Dormir ahí es una experiencia suave, como un susurro que te acompaña mucho después de irte y que te invita a pensar cuando regresar.
Gastronomía con alma: la fusión respetuosa del restaurante Xtabentún y la vanguardia del restaurante Nikte.
Dentro del parque, el restaurante Xtabentún propone una cocina que honra lo tradicional y lo reinventa con técnica contemporánea. Platos como lechón negro al horno, pavo en saac kool, crema de chile xcatik y camaroncitos flameados a la mesa, son reinterpretaciones que combinan ingredientes locales con presentaciones sofisticadas.

El estilo del lugar refleja un trabajo de cocina dulce, delicada y moderna: evoca raíces yucatecas (chaya, queso de bola, xtabentún) con técnicas como flambeados al pie de la mesa, braseados y salsas aromáticas sacadas de recetas originales pero adaptadas al paladar de hoy, gracias al Chef Pedro May.
Por otro lado el restaurante Nikte sorprende con la fusión de los sabores más representativos de la cocina mexicana con la cocina internacional. platos como un filete New York al grill o un molcajete de mariscos es algo imperdible.
El Parque Ecoturístico: naturaleza, cultura y aventura
Aquí el cenote es el centro, pero no el único protagonista. Dentro del parque encuentras:
El Río Esmeralda: un canal con vegetación viva, ideal para nadar, flotar o remar en kayak. Incluso puedes disfrutar de un hidromasaje bajo una pequeña cascada.
El Corazón de Agua: una espectacular piscina rodeada de vegetación en forma de corazón, columpiarse y nadar es una experiencia única e instagrameable.

puente colgante y tirolesa, si buscas un poco de adrenalina rodeada de verde, puedes atravesar el puente colgante con una vista espectacular y tambien lanzarte de la tirolesa y sentir que vuelas sobre el río esmeralda.
Además podrás elegir entre distintos pases: el Pase General, Aventura o Nocturno, para recorrer cada rincón a tu ritmo. Todos los recorridos son guiados iniciando a las 10:40 AM con una duración aproximada de 2 horas.
Lo que debes saber antes de ir
Cómo llegar:
Desde Mérida, tomar la carretera federal 180 con dirección a Campeche. A la altura del poblado de Chocholá, seguir las señales hacia el cenote. El trayecto toma aproximadamente 30-40 minutos en automóvil.
Qué llevar:
Traje de baño y toalla
Ropa ligera y sandalias
Cámara acuática o impermeable
Repelente ecológico y protector solar biodegradable
Efectivo (en los alrededores es el único método de pago)
Sombrero, lentes de sol, y buena disposición para desconectar
Una desconexión que deseas repetir
El Parque y Hotel Hacienda Cenote San Ignacio no es un destino más: es un lugar para sentir, para reconectar contigo, contigo mismo o con quien quieras. Aquí cada elemento —el agua, la piedra, la cocina, la piscina, la sombra de los árboles— suma un tiempo diferente: más lento, más consciente, más vivo.
Si buscas demasiado bien o prefieres lo conocido seguro, tal vez esto no sea para ti. Pero si en tu corazón hay un anhelo por algo que calme el ruido, que reviva tradiciones y que te traiga belleza sin artificio… guarda este lugar para ti. Para cuando lo necesites, para cuando quieras recordarte que el descanso verdadero es posible.
Contacto
C. 23 126, Centro, 97816 Chocholá, Yuc.
Reservaciones: +52 999 144 3288
IG: Instagram
Sitio Web: Cenote San Ignacio - Cenote San Ignacio